miércoles, 27 de marzo de 2024

Lo inacabado



Voy, vuelvo a lo inexistente, a lo imposible de ver, buscando ser arrojada al terruño de lo inacabado donde poder reconocer el tiempo de la infancia alojado en mi cuerpo.
Campo, llanura, mi paisaje, su materialidad infantil, la tierra. 
La compañía de mi madre, su desbordada vitalidad silente.
Territorio ensoñado.
Llevo la pregunta por los muertos, por el dolor de sus ausencias, sus duelos. Recojo fechas, algunos relatos y en la orilla de la laguna algo de barro que se entrega a la mano.
Los animales del lugar, toros, vacas y sus crías me rodean ni bien inicio la recolección. Difícil descifrar si es su curiosidad amistosa la que me recibe o su celo territorial el que me rechaza. Me atemorizan.
Me alejo con un pequeño trofeo: barro, alguna foto, algunas asociaciones rápidas y preguntas abiertas para otra campaña.
Es con restos, detritus libidinales con los que hay que hacer la tarea.
¿Por qué buscarlos en un pantano, en esa orilla donde lo que es del agua, lo de la tierra y el cielo interactúa tan frenéticamente; donde lo que vive y lo que muere forman parte de una misma cosa?.
¿Para verificar una vez más que se trata de hacer algo con el difuso origen y la materialidad de lo que se tiene como posible? ¿o para reafirmar esta experiencia que somos en el filo de lo que es y no?.
Tal vez, para sitiar un mojón, uno más, desde el que poder tensar un nuevo relato cada vez que sea necesario.
Ahora es un lugar en el que puedo afirmar que estuve, el tiempo que fue convocado a ese lugar fue el propio y si había algo para ser usado como nombre propio lo llevé en mis manos, todo el camino de vuelta hasta mi taller.
Después, tamizar, limpiar, poner en condiciones para poder entregarle y solicitarle. Aparece la forma, es cuenco, uno más, alojando ese pequeño espacio que no es propio ni ajeno, que no está vacío ni lleno, que reserva y ofrece.











domingo, 22 de octubre de 2023

miércoles, 29 de marzo de 2023

"Nagori" - Ryoko Sekiguchi -

Ayer supe de un libro de la escritora japonesa, Ryoko Sekiguchi: “Nagori”.

En las reseñas dicen que Nagori designa en japonés la nostalgia de la estación que termina, refiere a la estacionalidad; los frutos tardíos, el aroma último de la estación que se marcha.  Sekiguchi reflexiona sobre el tiempo humano que transcurre entre el tiempo circular del agro y de las estaciones y el lineal, unidireccional de nuestra vida. Dice: “es esta validación o este contraste entre ambas formas de pertenecer al tiempo, el que produce esa sensación crepuscular, pero vivísima y difusa, del nagori”.

Sin leerlo, me proyecto en sus páginas y fantaseo sobre sus imágenes y pensamientos. Su temática me convoca. Ryoko también es apasionada por la gastronomía y los libros de cocina. Como aún no está disponible en Argentina, me lo voy imaginando.

..” es ese punzante aroma del mundo, al momento de irse, que es el nagori."

En y con las palabras nace cierta sensibilidad, no podemos percibir aquello que no tiene un nombre. La pintura, la mirada persistentemente arrojada sobre pequeñas cosas, la vida, nos permite permanecer en ese tiempo anómico de lo que es, sucede o sucederá, en la espera de ser nombrado. Es perseverando en esa estadía donde algunos encuentros y saberes suceden, mientras tanto se atesora lo que se pierde, eso que acerca y acompaña a la lejana e imposible orilla de la muerte.







lunes, 29 de agosto de 2022

El estudio

 

Dice Agamben que una forma de vida que se mantiene en relación con una práctica poética, cualquiera que sea, está siempre en el estudio, está siempre en su estudio.

El estudio es el lugar del desorden, de las huellas de lo fallido, de la potencia del obrar. El lugar donde se sobrevive al cambio y la destrucción, donde ciertas cosas pueden ser o no ser, o ser otra cosa. Un lugar al decir de Deleuze donde se corren serios riesgos.

Práctica poética es aquella que nos devuelve al silencio originario, donde obrar es hacer marca con nuestra "frenada impaciencia", la forma que el silencio encuentra en nuestro pulso. Un pulso ignorante que hace, a nuestro acto, creador.

 






 

sábado, 19 de febrero de 2022

estanque verdadero..


Ser viejo es regresar y yo he vuelto a ser niño.

Eché un poco de agua en una palangana

y oí toda la noche el croar de las ranas

como, cuando muchacho, pescaba yo en Fang-Kuo.


Palangana de barro, estanque verdadero:

el renuevo del loto es ya una flor completa.

No olvides visitarme una tarde de lluvia:

oirás, sobre las hojas, el chaschás de las gotas.


O ven una mañana: mirarás en las aguas

peces como burbujas que avanzan en escuadra,

bichos tan diminutos que carecen de nombre.

Un instante aparecen y otro desaparecen.


Un rumor en las sombres, círculo verdinegro,

inventa rocas, yerbas y unas aguas dormidas.

Una noche cualquiera ven a verlas conmigo,

vas a oír a las ranas, vas a oír al silencio.


Toda la paz del cielo cabe en mi palangana.

Pero, si lo deseo, provoco un oleaje.

Cuando la noche crece y se ha ido la luna

¡Cuántas estrellas bajan a nadar en sus aguas!


Han Yü  ( 768-824)

de Octavio Paz ( traductor)





domingo, 24 de octubre de 2021

 ESTE POCO, MIO


Todo el día

es mentira.

Sólo es real para mí que soy un hombre

en sus partes pequeñitas y escondidas.


¡Escondidas!

yo diría

qué importante es lo callado, que se irisa

en los diáfanos anales de la brisa.


Yo diría 

con vos chica, 

la importancia de cualquier cosa no vista.

Toda luz es un misterio que se triza.


Con voz viva,

luz reunida,

yo diría qué secreta es la alegría,

y cuánto, cuando se junta, da, aunque a cachitos,

la vida.


Cantaría

sin mentira, la mentira,

lo escondido de lo bello, la inteligente ironía,

y luego, como si nada, vería pasar la brisa.


Gabriel Celaya - Los espejos transparentes








martes, 21 de septiembre de 2021

Raku 2021

 

¿Qué es Raku?

Es una técnica de alfarería básicamente japonesa (1572-1615).

El Kanki, ideograma equivalente a la palabra Raku significa tranquilidad, pero también diversión o felicidad.

La cuestión es así, las piezas que primero fueron horneadas y esmaltadas se llevan nuevamente al horno a determinada temperatura (aprox. 900° C), se sacan incandescentes del horno con pinzas de metal y se las lleva a un recipiente con viruta y/o papel, donde inmediatamente se hace llama y gran cantidad de humo. A partir de ese momento el humo forma parte de las piezas.

Los esmaltes, que son óxidos, aportan gran parte del oxigeno para la combustión, reduciéndose a metales puros, que son los que dan la apariencia tan característica. Luego de unos minutos se detiene el proceso químico sumergiendo las piezas en agua fría.

Se obtienen tonalidades que van desde los rojos metalizados hasta los nacarados y tornasolados. También es típico de la técnica el craquelado.

Pura alquimia!

Y lo de la diversión y felicidad es pura verdad.

El taller y la sapiencia en la materia es de Liliana "Suyay Cerámica" y los créditos de fotografías son de Elena Pablotzky













domingo, 20 de junio de 2021

“Wilka Kuti”, ¡Feliz Inti Raymi!

Claudia Martínez

Con los hermanos aimaras, quechuas y guaraníes, recibiendo los primeros rayos del sol y el “Wilka Kuti”, el nuevo año andino amazónico, el 5529 coincidente con el solsticio de invierno austral, con el día más corto y la noche más larga.
La tradición invita a levantar los brazos al cielo para recibir la potente energía que se produce con la salida del sol.

¡Arriba dormilones girasoles!, girando una vez más, siempre a pérdida pero moviéndonos, “con la esperanza entre los dientes”.

domingo, 11 de abril de 2021

One art - Elizabeth Bishop – 1976

 No es difícil dominar el arte de perder

tantas cosas parecen llenas del propósito de ser perdidas,

que su pérdida no es ningún desastre.


Perder alguna cosa cada día. Aceptar aturdirse por la pérdida

de las llaves de la puerta, de la hora malgastada.

No es difícil dominar el arte de perder.


Después practicar perder más lejos y más rápido:

los lugares, y los nombres, y dónde pretendías

viajar. Nada de todo esto te traerá desastre alguno.


He perdido el reloj de mi madre. Y ¡mira!, voy por la última

-quizás por la penúltima- de tres casas amadas.

No es difícil dominar el arte de perder.


He perdido dos ciudades, las dos preciosas. Y, más vastos,

poseí algunos reinos, dos ríos, un continente.

Los echo de menos, pero no fue ningún desastre.


Incluso habiéndote perdido a ti ( tu vos bromeando, un gesto

que amo) no habré mentido. Por supuesto,

no es difícil dominar el are de perder, por más que a veces

pueda parecernos ( ¡escríbelo!) un desastre.

Elizabeth Bishop, con su gato Tobias, en 1954 (Vassar College Library)

miércoles, 4 de noviembre de 2020

un vestido y un amor

 

De lo que apenas queda una foto, una anécdota, un vestido.

Un vestido guardado en un cajón, 57 años después.

Mi madre dice que estaba muy feliz con la tablita y la plancha, le digo que seguramente a expensas de la coronita.

Cuando la escuché, creí recordar la seria ilusión que tenía de armar mi propia casa. Era poner un mundo en movimiento, el propio.

Siempre resultó precaria esa construcción, mucho después advertí que de eso se trataba, que lo contingente y nunca acabado era condición misma de la vida. Que vamos cambiando atavíos, buscando ese refugio y que solo muy de vez en cuando damos con algo que se le parece y que eso sucede en la medida que hemos asumido el riesgo de perderlo.

Mi hija dice que le hubiera encantado usar ese vestido, que cuando vio la foto ya tenía 6 años y supo que ya no podría.

Lo lavé y lo planché.

Desde la percha, el vestido y ciertos aspectos  de mi infancia me interpelan. La que vive en mi, el revés del mundo, me convida su pasión.

domingo, 24 de mayo de 2020

Cuarentena






vida y muerte, pura relación de fuerzas. pulsos que dibujan recorridos más o menos felices, más o menos dolorosos.
espacios y potencialidades.
cuerpos.
vida y muerte en los confines.
palabras que nombren, para unir lo que ha sido aislado.



viernes, 11 de octubre de 2019

Claudia Martínez


Pintar es poetizar.
Alcanzamos una visión poética cuando ponemos en crisis la mirada heredada, el espejismo de la unidad y accedemos a otra territorialidad, la del goce.
Hay que valerse de esa fuerza desarticulada que promueve el acto creativo para ir hacia el centro del misterio, lo ausente. Dejar de representar para alcanzar un plano diferente, el de nuestra naturaleza poética. Construir un mundo con lo que hace causa.
Poetizar es una de las funciones de lo invisible.







domingo, 15 de julio de 2018

flores

Así, en un florero, tan inoperosas...
Ellas, tan insistentemente vinculadas a los trajines de la vida, nacimientos, festejos, entierros; puestas en un florero adquieren una presencia mistérica. 

Dice Agamben# que lo que hacían los iniciados en la noche eleusina siempre es expresado con el verbo "ver" . Los misterios que los iniciados contemplaban eran una especie de  "cuadro viviente" que implicaban gestos, palabras y  exhibición de objetos.
De ahí la pertinencia del nexo entre misterios y pintura.
¿Iniciación a qué?, a la vida misma, a la ausencia de misterio. Perderse en lo humano para reencontrarse en lo viviente y viceversa.

#La muchacha indecible - Giorgio Agamben

Claudia Martinez - 2'018



martes, 26 de junio de 2018

John Berger - en imágenes -

 “ Y como huérfano uno aprende a ser autosuficiente, y los trucos de los oficios que eso requiere. Uno se hace freelance, un freelance desde los cuatro o cinco años más o menos. Trataba a los demás como si también fuesen huérfanos como yo, y creo que eso lo sigo haciendo. Propongo una conspiración de huérfanos, rechazamos toda jerarquía, damos por sentada la mierda del mundo e intercambiamos historias sobre cómo, a pesar de todo, sobrevivimos. Somos impertinentes. Más de la mitad de las estrellas del universo son huérfanas, no pertenecen a constelación alguna y arrojan más luz que todas las estrellas de constelación. Sí, somos impertinentes, y yo me acerco a los lectores de la misma manera, como si ellos también fueran huérfanos”.
John Berger.

domingo, 6 de mayo de 2018

Ya no - Muestra fotográfica -

con el propósito de poetizar.
en la tarea de convencer a la lengua de que reciba bien a esa cosa temblorosa que hemos encontrado por ahí, entre trastos rotos y en penumbras, como resto silencioso.
propiciando cierta extranjería que nos habilite a demorarnos.













YA NO, muestra fotográfica. Imágenes capturadas durante una performance realizada en el marco de las Jornadas "Estar en común sin comunidad" en la Facultad de Psicología, Cátedra Grupos II, en 2016, a la que concurrí oficiando de fotógrafa invitada por Patricia Mercado.


MAQUINA DE DESTRUCCIÓN
MAQUINA:  ARTIFICIO/CREACIÓN para aprovechar, dirigir o regular la acción de una fuerza.

Puesta a pensar en una máquina pienso en el goce, en esa fuerza de destrucción a la que llamamos goce, que contra lo reconocido nos habita. Compulsiva, autodestructiva, superyoica,  estúpida en su circuito repetitivo interminable. Impulso irresistible de retorno a lo real.

La opción fundamental es entre dos pulsiones de muerte dice Zizek.
Lámina tenue la que separa esta doble opción.

Contra la compulsión a gozar la pulsión de muerte constituye el gesto opuesto.
Como siempre,  la elección es entre lo malo o lo peor…

La primera opción apuesta a la destrucción de obstáculos para la realización de buenas intenciones, directamente en relación a ideales.
Pero al decir del Lacan, un acto ético, involucra por definición un movimiento “más allá del bien”.
El  único modo de salvarse de la pulsión de muerte superyoica, consiste en abrazar la pulsión de muerte en su versión destructiva, en su versión atravesamiento del fantasma. Solo se cuenta con la propia pulsión de muerte y esto requiere de la disposición a aceptar la completa destitución.
Un acto auténtico es un gesto de redefinición total, desencadena las fuerzas de la negatividad y va contra los fundamentos de nuestro ser.
La pulsión de muerte tiene que hacer su trabajo para que la creación simbólica ocurra. Vaciar para que aparezcan esos objetos que no son más que el vacío de la cosa, donde la negatividad asume existencia positiva.
La creatividad es la única forma de reconquistar lo real perdido al ingresar al mundo del lenguaje.
Como el universo simbólico tampoco puede cerrar la brecha con lo real, la creatividad también tiene su aspecto alienante, no hay creación sin alienación.
La salida de la determinación significante y su efecto letal se realiza por la vía del deseo del Otro,  no es “salirse” del Otro para obtener no se que libertad, sino entrar por la vía de su deseo. La libertad como separación del Otro es locura.
En el mejor de los casos, se trataría de un esfuerzo desesperado de huir de la inmortalidad, de las garras de la vida eterna.

Decir “ya no”, nacer bastardos mortales.

CM.


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